La casa es muy acogedora y tiene todo lo necesario. Las camas super cómodas y preparadas con muchas mantas para no pasar nada de frío (incluso dejaron más mantas por si fuese necesario) y había calefactores en todas las habitaciones. Cuando llegamos nos habían encendido la chimenea para que estuviera calentito. Además, al segundo día no éramos capaces de encenderla y vinieron a encenderla en cuanto lo llamamos. La ubicación era perfecta, andando llegabas a cualquier parte. Además, en la misma calle pudimos aparcar el coche sin problemas. Los dueños nos explicaron cómo llegar a las principales atracciones turísticas y nos recomendaron la confitería Rufino que tenía dulces muy buenos. La verdad que todo perfecto y muy amables y atentos los dueños.

El calefactor del agua tardaba en encender.