La casa, amplia y con buena luz. Con una cocina grande y decentemente equipada y 3 habitaciones también muy grandes. En una zona tranquila y con parking en un callejón privado. Nos recibió una mujer, María, que nos atendió con amabilidad y nos enseñó la casa y cómo usar sus instalaciones.

Sólo como aviso y no como crítica (es algo que no es posible cambiar), la casa tiene varios tramos de escaleras (está en un segundo piso sin ascensor). Puede ser incómoda para gente mayor o con problemas de movilidad. Desde luego, las camas. Es una lástima que, siendo camas grandes y modernas, el colchón era extremadamente duro, lo que las hizo menos confortables de lo esperado. Por otro lado, sólo una de las habitaciones tenía armario y cómoda con cajones. Las otras dos, sendos percheros sin cajones ni estantes, con lo cual nos costó trabajo e incomodidad colocar la ropa que, en su mayoría, se quedó en las maletas. Por último, como algo a mejorar también, el cuarto de baño sin estantes ni repisas para colocar las cosas de aseo. Y la bañera, con un diseño defectuoso de la mampara, permite que el agua se salga y caiga al suelo si no te duchas estando pendiente de ello. Estas críticas son con ánimo de mejorar futuras estancias en el alojamiento que, por otra parte, transcurrió perfectamente y sin causarnos malestar.