La casa es maravillosa, cómoda, amplia. Estaba limpísima. Berni nos recibió con unos postres típicos asturianos que había preparado ella misma ESPECTACULARES, siempre fue super amable y atenta. El jardín es una delicia y las ocas super simpáticas, habría pasado horas con ellas!!!! Debo reconocer que suelo ser reticente a alojarme en un lugar si el propietario vive contiguo porque tengo la sensación de falta de privacidad, nada más lejos de la realidad en este caso, Berni es discreta y atenta pero sin "invadir" el espacio privado del huésped, es maravillosa. Nos cambió las toallas al tercer día de nuestra estancia, no le faltó un solo detalle. Volveremos!

No me gustó que no pude quedarme a vivir allí. Volver de Asturias a Madrid y más en verano siempre es doloroso!!!!