En el pueblo de Pisciotta se encuentra el apartamento Petra Marina Giusy, de 6 a 7 camas, con cocina, aire acondicionado, televisión, lavadora, juego de baño, toallas, sábanas, terraza al aire libre para la cena o desayuno romántico, para relajarse y vivir unas vacaciones inolvidables en Bandera azul del mar, cuna de la dieta mediterránea.

The Telegraph ha recopilado los 21 destinos que nadie pensaría visitar, incluidos los italianos, y que, en cambio, merecen ser vistos. En la parte superior de la tabla del periódico británico se encuentra Marina di Pisciotta, un pueblo de la provincia de Salerno, en Campania, que tiene menos de 3 mil habitantes.

Pisciotta es parte del Parque Nacional de Cilento y Vallo di Diano. Las casas de colores pastel característicos se encuentran en los callejones que serpentean por toda la ciudad. Siguiendo un camino obligatorio, saldrá a pequeñas plazas donde aún es posible conocer a hombres locales que disfrutan jugando a las cartas u observando todo lo que sucede a su alrededor. Un lugar de otros tiempos, ya que quizás haya muchos en Italia.

Pero Pisciotta es diferente. El pueblo se desarrolló alrededor de la cima de una colina baja y empinada que domina el mar Tirreno, en cuyos lados fluyen dos arroyos, el Fiori y el S. Macario.
Las primeras hipótesis sobre los orígenes de Pisciotta están relacionadas con la destrucción de Troya. En 650 a. C. Los troyanos, que escaparon del fuego y la destrucción de la ciudad, aterrizaron en la playa jónica, donde fundaron Siri. Los habitantes de Siri luego avanzaron hacia el oeste, siguiendo el ancho valle del río Sinni, hasta el lago y el Monte Sirino (que tomó su nombre), en lo que hoy es Lagonegro. Luego llegaron hasta el mar Tirreno, en la costa del actual Golfo de Policastro. Es aquí donde fundaron la colonia Pixous. En 194 a. C. el Pixous griego se convirtió en el Buxentum romano y en 915 nació Pisciotta.
En solo 4 kilómetros, contiene muchos de los elementos que hacen que Cilento sea único: además del mar de aguas cristalinas de Marina di Pisciotta, un interior prístino, historia y tradiciones. Vista desde el mar, Pisciotta emerge entre los olivos, está protegida por otras colinas a la derecha y falta y tiene vista a un pequeño golfo. El bonito pueblo medieval es el que mejor se ha conservado en todo el Cilento. Los palacios nobles y la Iglesia Madre son defendidos por todos los otros antiguos edificios de piedra.
El mejor punto de partida para visitar el pueblo es la gran plaza Raffaele Pinto, que sigue siendo el centro cultural y social del pueblo. Subiendo las escaleras, llegará al primer punto de vista, la Piazzetta del Cannone: una pequeña terraza suspendida abre la vista de los techos de las casas y en las colinas que bordean el río Fiore. Continuando, se encontrará al pie del palacio marqués del siglo XVIII, erigido por la familia Pappacoda, señores feudales de la ciudad. De considerable interés arquitectónico son el portal y la imponente escalera de piedra arenisca, así como los arcos redondos y la fachada. El palacio, que alberga la biblioteca municipal, domina directamente la extensión de olivos antiguos que descienden hasta el mar hasta el pequeño puerto turístico.
Más adelante se puede admirar otro palacio noble, el Palazzo Francia, que domina una pequeña plaza muy querida por los pisciottanos porque estaba dedicada a un benefactor, Michelangelo Pagano. Bajando por Pendino, descubrirá los restos de la antigua iglesia románica de 1200 y la pequeña Cappella della Mercede, querida por los pescadores que agradecieron a la Virgen a su regreso de la pesca. Cerca de la capilla se encuentra el Palazzo Vescovile dei Lancellotti y, un poco más abajo, el Palazzo Ciaccio. En resumen, este pueblo ofrece una interesante excursión a la Edad Media. Pero pocos, extranjeros e incluso italianos, lo conocen.