La Casa de Hijas está edificada con los materiales de la zona, muros de piedra arenisca, estructura de vigas de roble y toda la carpintería de castaño. Sólo la distribución ha sido modernizada para poder ofrecer al visitante las comodidades a las que hoy en día estamos acostumbrados.

La entrada, en la que se conserva el suelo original de gruesas piedras calizas, decorada con los muebles de nuestros abuelos nos da paso a un amplio salón. Antiguo pajar de la casa que cuenta con doble altura y un gran mirador frente a los verdes prados y rocosas laderas de "La Peña".

Desde el salón, por una escalera de caracol, hecha por uno de los mejores herreros de Cantabria, subimos al dormitorio rojo. El más caliente de la casa, encima de la cocina y orientado al sur.

La cocina a la que entramos desde el salón por un antiguo paso de carros es una mezcla entre la tradicional cocina de leña y los modernos electrodomésticos.En la planta baja, con acceso desde la entrada está el dormitorio verde. Una combinación de maderas, telas y pinturas muy relajante y tremendamente silenciosa.

Por una sólida escalera de castaño subimos al dormitorio violeta, también orientado al sur. Antiguamente la zona noble de la casa en donde se encontraba el dormitorio principal y el comedor. Hoy en día, con dos balcones uno al sur y otro al saliente es la habitación más amplia y también tiene el baño más grande. La decoración, como en las otras estancias pretende combinar las comodidades modernas con los antiguos materiales de la zona.

En frente de este dormitorio tenemos la habitación naranja, la más alegre de la casa, abuardillada y acogedora con su baño y su ventanuco.

Desde la entrada, bajando las escaleras hacia el sótano nos encontramos con la antigua cuadra, hoy convertida en zona de servico que nos da acceso a un salón bajoteja al que llamamos Colgadiza. Con 70 metros cuadrados tenemos espacio para disfrutar de reuniones, juegos o simplemente ver llover. Una de las actvidades más relajantes de la tierra.