El personal, la comida, la ubicación y la seguridad.

Todo excelente

Estudiamos 3 noches en Playa del ritmo y nos encantó. El personal realmente atento y amigable, las chicas de recepción un amor y muy predispuestas a ayudar, las habitaciones realmente bien, limpias, cómodas y con hamaca en frente para poder disfrutar del sonido del mar. Un lujo.

Lo único que no nos gustó fue la cocina compartida, la sentimos muy sucia. Además no encontramos supermercados cerca para poder comprar cosas para cocinar ahí, por lo que comimos en el restaurante del playa del ritmo (delicioso, pero el presupuesto terminó subiendo)

La posibilidad de obtener un espacio de relajación y tranquilidad.

Todo en orden, tal vez no tener actividades de esparcimiento diferentes a las usuales.

Todo fue maravilloso, la comida es excelente, el personal súper amigable, se encargaron que todo fluyera adecuadamente y nos ayudaron a resolver un imprevisto de último momento.

Esta pegadito al mar, es un sitio muy tranquilo y ponen buena comida

Nada, todo estuvo genial

Ok

Ok

Lo mejor fue su carácter tranquilo en relación a su ubicación. ¿Por qué? Porque hay una cantidad de sitios parecidos, pero que se convierten en centros de fiesta. Y así para gente que lo que quiere es precisamente apartarse del ruido continuo, se pierde lo más fundamental, que es la tranquilidad... Así que lo que de verdad le da su valor único es que es un sitio que realmente ofrece el relax de la playa sin que se pierda ese relax por convertirse en un centro de fiestas nocturnas... Y eso es realmente el valor que lo diferencia, pues hay muchos sitios tranquilos pero con un ambiente muy establecido al turismo organizado, y muchos chiringuitos orientados a la fiesta joven, pero pocos que mantienen ese carácter de playa caribeña apartada del barullo urbano que son las fiestas y la música a tope por las noches.

El personal fue realmente maravilloso - a excepción de una de las chicas que trabajaba en la barra del bar. Por ella consideré en comer fuera durante mi estancia o encerrada en mi cuarto, pues cuando me sentaba al chiringuito y estaba ella trabajando, me usaba para divertirse tratando de que también otros que trabajaban allí, o incluso visitantes asiduos, se concentraran en mi de una manera desagradable convirtiéndome en no sé si una radio o un objeto de sus chistes. Al ser sólo una persona, al principio no quise mencionarla. Pero como es un sitio al que si me gustaría regresar y hacerlo sin convertirme otra vez en su blanco, he decidido sí hacerlo. A ver si así le dan un toque de atención para que deje que los que vamos, tengamos la tranquilidad que buscamos y nos juntemos con quien queramos, sin ser un blanco de su aburrimiento y fastidiarnos la estancia. Y añadir que tanto mejor la experiencia con todos los demás, un sitio por lo demás de excelente ambiente. Y en fin, quizá sea una chica que trabajó allí una temporada y ya no esté la próxima vez que vaya.

Frente al mar, en una zona tranquila de Santa Marta, cerca a restaurantes. La habitación es cómoda y con los elementos necesarios para estar a gusto: agua embotellada, jabón, toallas para el baño diferentes a las de la playa, sábanas limpias, suficientes percheros o lugares para colgar cosas y ventilador. Le hacen aseo diario a la habitación.

Los colchones no son los mejores, sin embargo se duerme bien. Aunque el lugar no es ruidoso, las paredes de las habitaciones son muy delgadas entonces se escucha mucho a quienes están alojados al lado.