La casa es una preciosidad, y es supertranquila. No es que sea lujosa, pero es como estar de retiro espiritual en un jardín muy cuidado. Istella y su hija fueron muy amables y acogedoras. La playa está cerca, aunque es mejor ir en coche. Sí que hay bastante gente en la playa, pero en general, en casi todas. El entorno es arbolado y a cinco minutos en coche tienes tiendas y restaurantes. Volvería din duda.

Por decir algo, eché de menos una batidora, y unas lamparitas de mesita de noche. Pero estoy segura de que si se lo hubiera pedido a Istella, lo hubiera traido. Aunque tiene mosquiteras en las ventanas y puerta, llevarse antimosquitos para el jardín!