El alojamiento está ubicado en un entorno rural, muy tranquilo, ideal para pasar unos días de relax. Tiene todo lo necesario para estar cómodos. Los niños lo disfrutaron especialmente, con la piscina, los paseos en bicicleta, el contacto con lo animales de la finca en la que se encuentra... Las anfitrionas, Andrea y Lisa, son personas muy amables, pendientes en todo momento de que sus huéspedes se encuentren cómodos y dispuestas a asistir en cualquier cosa que se necesite. Llevan el lugar con mucho mimo y atención a los detalles. Fuimos sin coche y ambas nos facilitaron las cosas para que pudiésemos solventar la situación. Mi familia está muy agradecida con ambas por el trato que nos dieron. Es un lugar muy recomendable para quienes quieran disfrutar de un verdadero descanso, alejados del ruido y del tráfico.

Este comentario no tiene relación con el alojamiento del que no tenemos ninguna observación negativa que hacer. La ubicación del alojamiento nos pareció estupenda: en medio del campo, pero a solo 5-10 minutos en coche del pueblo y la playa, y a unos 20 minutos del delta del Ebro. El inconveniente en nuestro caso, es que fuimos sin coche por un imprevisto de última hora con el nuestro. En el pueblo no hay transporte público y solo hay dos coches de taxi, propiedad de una pareja, que no siempre están disponibles y, si lo están, es probable que tengas que adaptarte a sus horarios. En nuestro caso, volvimos un día una hora más tarde de lo previsto, por un retraso en la línea regional de Renfe que usamos para ir a Tarragona, y a la vuelta nos esperó el taxi, pero tuvimos que aguantar una regañina de la conductora por haber vuelto más tarde de lo previsto (a pesar de haberla mantenido informada en todo momento del retraso de Renfe). Al día siguiente nos dijo que no podría prestarnos servicio porque estaría muy liada. En fin, que para cerrar el círculo y que todo vaya sobre ruedas (nunca mejor dicho) en este alojamiento, que es absolutamente recomendable, es imprescindible ir con coche.